martes, 17 de septiembre de 2013

Chakra Laringeo (Sobre como se expresa tu madre).

     Quien bien conoce a tu madre sabe que, a pesar de no ser una mujer de muchas letras y lecturas, su humor es un tanto intelectual en los campos que ella domina. Recuerda el día que fuiste, todo vestido de azul, a preguntarle si así estabas bien para ir al cine y luego a bailar; “Y… estás muy chakra laríngeo pero estás lindo” te dijo. Porque claro, su léxico gira en torno a sus saberes, y sus saberes tienen mucho que ver con esas cosas; chakras, energías y demás.

     Siendo una reflexóloga en constante formación y creyendo fielmente en la medicina alternativa, vos bien sabés que acercarte a ella para quejarte de algún dolor en el cuerpo es una trampa de doble filo; Que el resfrío es por retener el llanto, que la conjuntivitis es por no estar viendo algo, que la angina es por no expresar algo y así todo. Sin embargo, volvés siempre, harto de pedirle que no te analice los pies y que solo se limite a dar un examen objetivo de tu estado de salud, volvés. Pero ella, que siempre fue un poco bruja, te mira los pies y, con sus conocimientos de terapeuta holística te empieza a atacar con preguntas que cada vez se van tornando más incómodas e íntimas.

     <<Mamá, me duelen un poco el talón y el tobillo>> le dijiste una vez, como pidiendo masajes de la manera más indirecta que pudiste. Y Allí comenzó, jocosa, a reírse de vos y a hacerse la interesante escatimando la información que estaba en su cabeza; Que el talón “es el concretar”, que el tobillo son los órganos sexuales y así durante un rato, hasta que la conversación terminó en la idea de que “una vida sexual más activa” solucionaría todos tus problemas. Entre risas, divertida y astuta, tu madre te ha dejado boquiabierto y ruborizado una vez más.

     Por supuesto, a veces también se le da por dejar de lado (por un rato) su cara de sanadora y también hace preguntas. <<¿Cómo andás vos de amores?>> te dijo una vez. Sin evadir el tema, contestando con sinceridad y rapidez le contaste que no, que estabas bien amando a tus amigos y a nadie más. Luego de insistir un rato dando vueltas en la misma pregunta se resignó, pero no sin antes, emitir un último comentario que tanta falta le había hecho a la conversación. <<Y claro… así como no te va a doler el tobillo>>. 

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