Quien bien conoce a tu madre
sabe que, a pesar de no ser una mujer de muchas
letras y lecturas, su humor es un tanto intelectual en los campos que ella
domina. Recuerda el día que fuiste, todo vestido de azul, a preguntarle si así
estabas bien para ir al cine y luego a bailar; “Y… estás muy chakra laríngeo
pero estás lindo” te dijo. Porque claro, su léxico gira en torno a sus saberes,
y sus saberes tienen mucho que ver con esas cosas; chakras, energías y demás.
Siendo una reflexóloga en constante
formación y creyendo fielmente en la medicina alternativa, vos bien sabés que
acercarte a ella para quejarte de algún dolor en el cuerpo es una trampa de
doble filo; Que el resfrío es por retener el llanto, que la conjuntivitis es
por no estar viendo algo, que la angina es por no expresar algo y así todo. Sin
embargo, volvés siempre, harto de pedirle que no te analice los pies y que solo
se limite a dar un examen objetivo de tu estado de salud, volvés. Pero ella,
que siempre fue un poco bruja, te mira los pies y, con sus conocimientos de
terapeuta holística te empieza a atacar con preguntas que cada vez se van
tornando más incómodas e íntimas.
<<Mamá, me duelen un poco el talón y
el tobillo>> le dijiste una vez, como pidiendo masajes de la manera más
indirecta que pudiste. Y Allí comenzó, jocosa, a reírse de vos y a hacerse la
interesante escatimando la información que estaba en su cabeza; Que el talón
“es el concretar”, que el tobillo son los órganos sexuales y así durante un
rato, hasta que la conversación terminó en la idea de que “una vida sexual más
activa” solucionaría todos tus problemas. Entre risas, divertida y astuta, tu
madre te ha dejado boquiabierto y ruborizado una vez más.
Por supuesto, a veces también se le da por dejar
de lado (por un rato) su cara de sanadora y también hace preguntas. <<¿Cómo
andás vos de amores?>> te dijo una vez. Sin evadir el tema, contestando
con sinceridad y rapidez le contaste que no, que estabas bien amando a tus
amigos y a nadie más. Luego de insistir un rato dando vueltas en la misma
pregunta se resignó, pero no sin antes, emitir un último comentario que tanta
falta le había hecho a la conversación. <<Y claro… así como no te va a
doler el tobillo>>.
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